martes, 18 de mayo de 2010

MONARQUÍA

Recibo una nueva misiva de Arturo del Villar que no tengo más remedio que colocar en estas páginas. No tiene desperdicio alguno.

LA MAJESTAD, LA ADMIRACIÓN Y EL RESPETO

El príncipe de Asturias ha ofrecido una cena en el palacio de Oriente a las delegaciones participantes en la VI Cumbre Unión Europea–América Latina. En su discurso declaró estar muy emocionado por dirigirse a los 33 jefes de Estado o de Gobierno asistentes. Se comprende muy bien, porque el único de todos los invitados que no había sido elegido por los ciudadanos era él, ya que se hallaba en la presidencia del acto por una función meramente sexual, como presunto sucesor en la monarquía del 18 de julio. Eso demuestra que España sigue siendo diferente, según el eslogan ideado por la dictadura como un desafío a las naciones democráticas que eligen a sus representantes políticos.
Se refirió en su discurso a esa circunstancia justificativa de su papel en la cena, y transmitió a los asistentes un saludo de “su majestad el rey”, en alusión a su padre. ¿Por qué se califica al rey como “su majestad”? Según el Diccionario de la lengua española elaborado por la Real Academia Española, la majestad se define como “Calidad que constituye una cosa grave, sublime y capaz de infundir admiración y respeto”. ¿Puede aplicarse a Juan Carlos de Borbón y Borbón?
Ocupa el trono de España por decisión de un general rebelde, causante de una guerra a consecuencia de la cual murieron un millón de españoles, y a su término cometió un genocidio sistemático contra el pueblo español. Es el último representante de una dinastía tarada, compuesta por reyes que padecieron locura, tuvieron hijos imbéciles entre los legítimos, procrearon bastardos que extorsionaron a los gobiernos de turno, demostraron cumplidamente su ineptitud para regir la nación, actuaron taimada y criminalmente contra el pueblo, originaron guerras civiles que asolaron las tierras mientras las regaban con sangre, lanzaron a militares y policías contra los ciudadanos descontentos, aprovecharon el cargo para acumular grandes fortunas a costa de la vida de sus súbditos, juraron y perjuraron las constituciones, etcétera. En cuanto a las reinas, escandalizaron por sus golferías, hasta el punto de obligar a los militares a expulsar a una de ellas, pese a ser el ejército un estamento conservador enemigo de los cambios.
La casa de Borbón no ha traído a España más que desgracias, desde 1700, cuando por su causa se originó una guerra que ensangrentó al país, arruinó su economía y desmanteló su armada. La historia de la dinastía es una sucesión de desastres, en los que se fue hundiendo el antiguo poderío español como potencia respetada en Europa, hasta culminar en los horrores de la guerra colonial en África a comienzos del siglo XX, para defender los intereses empresariales del Borbón de turno.
¿Cómo van a “infundir admiración y respeto” los borbones, que llevan tres siglos siendo una pesadilla para sus súbditos?
ARTURO DEL VILLAR
PRESIDENTE DEL COLECTIVO REPUBLICANO TERCER MILENIO

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