martes, 18 de mayo de 2010

exterminio

Mas allá de lo efímero, mas allá del instante, mas allá del deseo y la
frustración, mas allá de la necesidad y de los decires y mirares y los hola y
adiós debe haber algo que quede, pero nada queda, y ese algo no debe ser
dado, ese algo solo puede ser compartido por otro algo, y no encadena, no
ata, no exige ni reprocha, ni se agota y comienza cuando todo acaba y se hace
eterno y es lo que queda después de todo, o después de nada y es mas
placentero que lo placentero, o mas placentero que aquello que se te
muestra como tal, que promete y que acaba sin haber empezado, y que acaba
con el intento y que pierde la magia en el contacto y que siempre te
pregunta ¿y ahora qué? Y que siempre te contesta: ahora vacío y soledad y
que te hace esperar que la próxima vez será diferente y que en la levedad de
la levedad se desvanece y que tanto vacío te desola y que tu lleno te desborda
sin poder compartir sin perderse en lo compartido y que no te trae la
calma, y que la tormenta sigue y que no se ve mas allá de las propias narices
y que se persona en seres con rostro y cara y cuerpo y que son solo el
continente de nada, la personificación de tus sueños, o tu proyección de
ellos, hasta que descubres que es solo un espejo en el que has querido
reflejarte y que te tocas a ti mismo y que sientes lo que has querido sentir
y que es lo que has querido que sea, y que por un segundo de compañía, hay
cien años de soledad, no me conformo, no quiero conformarme, se que hay
algo escondido en alguna caracola y que prefiero que el sol queme mi rostro
y que prefiero que el frío congele mis lagrimas y que el viento enrede mi
pelo y que la sal corte mis labios si es eso lo único que puede esperar un
ser que se asoma de su caracola, aunque el dolor le haga esconderse en su
concha de vez en cuando y escuchar su propio sonido, detrás de las sombras
y los ecos debe haber toda una eternidad de luz y sonido....y color

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